Qué hacés negrito, feliz año nuevo. Sí, ya sé que falta pero te escribo ahora antes de que colapsen las redes de comunicación intergaláctica de Estarlin. ¿Cómo que no me tenés agendado, viejo? Soy el Fantasma del Futuro Cercano Optimista y Maximalista, che, por eso te saludo desde el 31 de diciembre de 2024 para contarte que todo salió bien. ¿Tenías alguna duda?
Sí, la verdad es que el primer trimestre del año fue duro. La inflación estaba desatada y el gobierno no embocaba una entre el rechazo al DNU y las demoras de la Ley Ómnibus en el Congreso. El verano fue una lágrima, pocos se fueron de vacaciones, la gente quemaba ahorros que no podía reponer para comprar media docena de churros en Villa Gesell, y eso los que tenían suerte; muchos tuvieron que hacer magia para mantener la prepaga o llegar a fin de mes.
Pero para marzo los precios fueron frenando porque nadie tenía un mango, oferta y demanda, papá, las leyes del mercado funcionan, y ya ahí tuvimos un único dígito de inflación. En abril entró la mejor cosecha de la historia gracias a las buenas lluvias y los dólares empezaron a aparecer. Con el gasoducto Karina Milei ya terminado, para mayo estábamos vendiéndole a toda la región y no se podía caminar por las bóvedas del Banco Central de la cantidad de dólares que había en las reservas. El edificio al final no se dinamitó, para qué, si terminamos con la mejor moneda del año en el continente, pero bueno, tiraron abajo la ex Casa de la Moneda en Retiro. Algún acting había que hacer.
En junio ganamos la Copa América, obvio, un trámite con goleadas sucesivas a Perú, Chile, Riestra, México, Ecuador y Brasil. Vendieron tantas entradas y derechos de televisación que la AFA compró la mitad del estado de Florida, que pasó a llamarse Di María. Scaloni renovó hasta el Mundial de 2026 y Messi prometió llegar sin retirarse a la próxima copa gracias a la biotecnología industria argentina que lo rejuvenecerá a unos 33 años y 4 meses para entonces. El fútbol argentino explotó, obvio, la Liga Profesional pasó a ser el segundo mejor torneo global después de la Premier League, con 4 equipos nuestros en semis de Libertadores y el Chiqui Tapia poniéndose de acuerdo con Macri para turnarse entre las presidencias de Conmebol y FIFA por los próximos 16 años. Los Juegos Olímpicos maso, solo 10 medallas de oro, 12 de plata y 18 de bronce. Se puede mejorar.
En el tercer trimestre fue cuando la cosa empezó a despegar de verdad, con salarios mínimos que ya rondaban los 3.000 dólares y firmando acuerdos de libre comercio con todo el mundo. La reforma laboral se cayó por innecesaria: cada argentino pasó a ser su propio jefe y no necesitó más protección de nada. Agro y Energía siguieron liquidando todo el año, el litio se vendió por toneladas (al final había el doble) y terminamos con la primera fábrica de Tesla fuera de Estados Unidos, inaugurada por el propio Elon Musk, además de Milei y Trump (sí, Trump, después explico, es complicado). Para el segundo aniversario del Mundial los jugadores vinieron a festejar al Obelisco y se quedaron para firmar con sus clubes de origen. Y el 20 de diciembre se declaró Día Nacional de Viva la Libertad en homenaje al DNU que nos llevó irremediablemente a la prosperidad. Como resabio atávico de que alguna vez en esa fecha se conmemoró una crisis, se organizaron “saqueos” de mentira en los que la gente va a los locales de electrodomésticos, se lleva lo que quiere, y a la salida es reprimida con espuma, papel picado y flota flota.
En fin, se hace tarde para el brindis, te voy dejando capo, vos confiá que todo va a salir bien y definitivamente esto no es una proyección esquizofrénica de un futuro inexistente, tranqui, vos dale para adelante, nos vemos en un año y festejamos.
Camarada, feliz año nuevo. Ponele. Te escribo ahora porque antes de las 12 se terminan las dos horas de telecomunicaciones diarias y empieza de nuevo el estado de sitio. ¿Que quién soy? El Fantasma del Futuro Pesimista en el que estamos todos Cogidos y Muertos, por supuesto, te saludo desde el 31 de diciembre de 2024 para explicarte cómo se fue todo inexorablemente a la mierda.
Sí, la verdad es que el primer trimestre del año fue duro. La inflación estaba desatada y el gobierno no embocaba una entre el rechazo al DNU y las demoras de la Ley Ómnibus en el Congreso. El verano fue una lágrima, pocos se fueron de vacaciones, la gente quemaba ahorros que no podía reponer para comprar media docena de churros en Villa Gesell, y eso los que tenían suerte; muchos tuvieron que hacer magia para mantener la prepaga o llegar a fin de mes.
Pero en marzo se fue todo al tacho. La inflación no bajó de las dos cifras y le comió tanto los talones al dólar que hubo que devaluar de nuevo. El FMI no quería soltar un mango hasta que no viera que la cosa caminaba y la cosecha, que pintaba bien al principio, se fue arruinando por las inundaciones que hubo en la zona núcleo. Al final fueron las mismas toneladas que en 2023, pero a precio más bajo. El megaferiado de 6 días fue un fracaso total para el turismo y en abril la Corte Suprema declaró inconstitucional el DNU en todos los artículos. De la Ley Ómnibus se aprobó más bien poco y no alcanzó a cubrir el ajuste fiscal necesario, que se siguió haciendo por licuación. Para mayo, un sospechoso accidente cerca de Saliqueló frenó el gasoducto por tiempo indeterminado, hubo que importar gas más caro y ni eso alcanzó para evitar los cortes. Se calefaccionó con lo que hubo a mano: por suerte Jorge Macri nunca terminó de levantar los árboles caídos en el temporal. “Oportuncrisis. Fin.”, tuiteó Adorni, que por el estrés ya volvió a su volumen capilar del sector privado.
La Copa América arrancó bien pero perdimos la final con Uruguay por 7 a 1. Messi se retiró del fútbol profesional por el papelón (y un doping positivo mal tapado) y Scaloni firmó con Brasil. La selección pasó a llamarse Selección Starbucks Autodeterminación de las Falklands Chile Campeón Argentina. Todos los clubes de primera fueron privatizados de la mano de un Chiqui Tapia con vitiligo y pasaron a tener la competitividad de la Liga Uruguaya. El torneo de primera es una filial de la Kings League. En los Juegos Olímpicos de París, el 90% de los atletas argentinos desertaron y pidieron asilo político por hambre.
Para junio, la ola polar combinada con la pandemia de una nueva cepa más letal del Covid-23 asoló al país. En julio Caputo no pudo frenar la hiperinflación y fue reemplazado por Sturzenegger, que intentó dolarizar y sólo le echó más leña al fuego. Declarado el default con el FMI, y ya sin ningún tipo de apoyo, en agosto Javier Milei se encerró en Olivos y sólo se comunicó en adelante a través de ladridos y exorcistas. En septiembre, el presidente fue destituido por un juicio político que la oposición lamentaría pronto, dado que implicó la instauración del mandato de facto encabezado por Victoria Villarruel. Al desatarse la Guerra del Pacífico en octubre, Argentina pagó caros los gestos de acercamiento de Diana Mondino a Taiwan, y toda la Patagonia fue ocupada por China. Por lo menos en noviembre frenó la lluvia ácida, justo a tiempo para los saqueos, represión y desapariciones de diciembre.
Bueno, nada, corto acá porque se está terminando el kerosene del generador y esta semana todavía no almorcé. Te diría que compres dólares y latas de atún pero ya es tarde y no va a servir de nada. Capaz con una máquina del tiempo… Igual todos vamos a morir. En fin, preparate para lo peor, deprimite, entregate a la desesperación que definitivamente no estás exagerando y esto no es una proyección paranoide de angustias irresueltas, nos vemos en un año en la trinchera.
Cómo estás campeón. Feliz año nuevo. Te escribo ahora… por costumbre, bah, hace como 10 años que no colapsan las líneas en las fiestas, pero viste cómo es esto. Antes de que me preguntes, sí, soy el Fantasma Porteño Canchero del Futuro Realista Que Probablemente Tampoco Acierte. Vos me dirás que es un recurso gastado y choreado a un cuento de Dickens que ni siquiera leí bien, y yo responderé que sí, es cierto, pero los derechos ya prescribieron y peor es laburar. En fin, te saludo desde el 31 de diciembre de 2024 para decirte que el año fue una poronga en patines, pero dentro de todo más o menos sobrevivimos y podría ser peor.
Sí, la verdad es que el primer trimestre del año fue duro. La inflación estaba desatada y el gobierno no embocaba una entre el rechazo al DNU y las demoras de la Ley Ómnibus en el Congreso. El verano fue una lágrima, pocos se fueron de vacaciones, la gente quemaba ahorros que no podía reponer para bla bla bla. Bueno, en marzo todo empeoró. Los precios no terminaron de bajar (en realidad, nunca dejaron de subir), las tarifas se volvieron impagables para el 90% de la población y llegar a fin de mes se volvió misión imposible.
La gente bancó lo que votó aunque ya para abril había cierta depresión colectiva y algunos se hacían los desentendidos. Ese mes hubo que devaluar un 20% porque el dólar volvió a quedar atrasado y el Agro se sentó sobre la cosecha récord (lógico: bajó el precio internacional y no querían regalar). La inflación volvió a ser de dos dígitos en mayo, la CGT convocó al primer paro nacional (el de enero se suspendió por otro temporal) y el FMI prometió firmar un nuevo acuerdo cuando se perfile la viabilidad del plan económico, que en criollo quiere decir “hoy no se fía, mañana sí”. La Corte Suprema bajó casi todo el DNU, pero la mayor parte de las propuestas terminaron saliendo despacio, de a poco, en un Congreso empantanado y cruzado por denuncias de valijazos. Las medidas no contribuyeron a bajar los precios y las megadenuncias de corrupción vía Tiktok no tuvieron el efecto balsámico de hace unos años.
Muchaaaaaaaaaachos. La Copa América arrancó más o menos, casi nos quedamos afuera en primera ronda, pero se terminó llegando a la final en partidos muy peleados y poco vistosos. Uruguay ganó por penales y se bordó una quinta estrella en el escudo. Messi anunció que se retiraba de la Selección, aunque nadie descarta que se arrepienta antes de 2026, y Scaloni firmó con La Coruña (se va a ir puteado). Macri no logró avanzar contra Chiqui Tapia, pero el torneo argentino y sus clubes continúan el largo declive hacia la intrascendencia y la expulsión de talento. Las correcciones se harán demasiado tarde. Las SAD logran privatizar a Talleres, Colón, Platense y Central Córdoba, pero no consiguen los resultados esperados y pronto buscan una salida en la que pierdan la menor cantidad de guita posible. Newell’s firma un acuerdo billonario con un jeque árabe que resultan ser tres enanos en una túnica: se declaran en convocatoria de acreedores y son rescatados por MercadoLibre, cuya iniciativa para una camiseta suplente amarilla y azul no es bien recibida. En los Juegos Olímpicos pasamos sin pena ni gloria, porque a esta altura a nadie le importa.
Para junio, con el plan económico medio en llamas, Caputo y Bausilis son reemplazados por Sturzenegger y Scioli, que intentan una tibia dolarización (sin dólares) que no llega a corregir los desequilibrios ni frenar los precios pero profundiza la recesión. En julio Milei se deprime pero nadie se da cuenta porque estamos todos igual. LPO revela que todos los perros clonados en realidad murieron hace años y Adorni intenta desmentirlos en conferencia de prensa con un filtro de Instagram que lo deja en ridículo. En agosto, Lilia Lemoine es denunciada por tráfico de influencias y su descargo incluye apelaciones a vida extraterrestre y comentarios antisemitas. De todas formas, es designada Canciller en reemplazo de Diana Mondino, que renuncia tras una visita a Taiwan que lleva a la ruptura de las relaciones bilaterales con China y a la consiguiente caída del swap. En septiembre reaparece Cristina Kirchner con un programa semanal en Twitch para impulsar crípticamente un intento de juicio político a Milei que no llega a ningún lado. Para octubre, la recesión finalmente logra frenar los precios y Hernán Lacunza encabeza la salida de la convertibilidad 2.0, con resultados aceptables (Sturze pasa a conducir Intratables). En noviembre se rompe el acuerdo entre Macri y Milei por la incapacidad del líder del PRO para ubicar ministros, incluso en medio (o a la salida) de la crisis. Para diciembre empieza a crecer el empleo privado, que todavía está 13 puntos abajo que un año antes, y los salarios empiezan a volver a las tres cifras en dólares. La Navidad se festeja con pionono de papa y cierta sensación de alivio frágil.
En fin, nada, te dejo porque acá no hay wi-fi y los datos están carísimos. Si tuviera consejos de inversión o supervivencia para dar no estaría escribiendo esto, mi rey. No hay buenas noticias, pero si llegaste hasta acá quiere decir que sobreviviste, y eso no es poco. Cuidate, querete, ojito, ojete.